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No hay artículos en el carroSanta Catalina Labouré, proclamada santa en 1947 por el Papa Pío XII, dijo que había sido testigo de muchas apariciones. La ocasión en la que la Santa Virgen encargó a Catalina que se golpeara la medalla milagrosa fue la segunda aparición, que tuvo lugar el 27 de noviembre de 1830, alrededor de las 17.30. La Virgen le dijo que esa medalla sería un signo de amor, una promesa de protección y una fuente de agradecimiento para todos aquellos que confiarían en ella. Nuestra Señora siempre le mostró a Catalina cómo debería ser esta medalla. Caterina dijo que en la aparición, los pies de María descansaron en un medio globo, que simbolizaba el globo terrestre, y aplastó la cabeza de una serpiente verdosa manchada con amarillo. Las manos de la Virgen estaban adornadas con anillos tachonados con piedras preciosas que proyectaban rayos de luz de diferente intensidad y color hacia abajo. Nuestra Señora le explicó a Catalina que esos rayos eran: "el símbolo de las gracias que esparcí sobre las personas que me preguntan".